lunes, 3 de enero de 2011

TAL VEZ ME HUBIERA GUSTADO CONSTRUIR

Tal vez mi hubiera gustado construir
la eternidad en estos minutos junto a tí.
Era una idea original y espléndida.
Algo así como retener en una cinta de video
tus murmullos, tus suspiros, tus ideas.
¿Cómo lograr retener el tiempo inexorable?
Yo pensé en algo relativamente fácil:
¿Por qué no ocultar todos los relojes del mundo?
 No hay duda: son los relojes quienes transportan el tiempo.
Me percaté que xisten relojes con alarma,
estos provocarían un gran ruido al mediodía
y es algo obvio, serían ubicados fácilmente.

Vino entonces a mi, una idea mejor que la anterior:
¿Por qué mo intentar robar los calendarios?
Eso es simple pues poeseen todas la eras y todos los milenios.
Sin embargo, me pareció que esto tiene que ver con los astros
el incontrolable universo y sus órbitas azules.
Hay los calendarios solares, hay los calendarios de piedra
que ocultaría monolíticamente allá en la lejanía.
¿Dónde obtendrías una grúa tan poderosa y tan inmensa
que pudiera transplantar como pensó el sabio,el universo?
Es poco probable el éxito de esta idea siniestra
de prentender robar los calendarios

Me propuse en forma mágica, congelar todos los paisajes,
eso es simple, bastaría con detener las brisas,
paralizar las nubes y obstruir el vuelo de las aves,
basta con evitar que se marchiten las aralias,
que se deshojen los árboles amarillos y que el otoño no se vaya.
El problema mío, es haber escuchado el noticiero esta mañana,
el pronóstico del tiempo según dictan los expertos, nunca falla
¿ Quién cuestiona un meteorólogo explicando algo del tiempo
y nos informa seriamente si es invierno o es verano?
La televisión ha dicho: es otoño, tenemos quince grados.
¿Cómo puedo entonces pretender eternizar estos momentos,
si ya es el mediodía , es lunes veinticuatro y el tiempo está nublado?

Me recordé querido niño,
que eres tú el dueño del tiempo y del espacio,
sabes calcular el tiempo exacto, no precisas calendarios
pues te bastan navidades y cumpleaños,
no requieres estaciones definidas por los meses y los años,
tú ya sabes que un volantín se eleva con la suave brisa
cuando se han disispado todas las escarchas...
Sabes aún cuando nadie te ha enseñado, que existe
un palacio enorme repleto de cuentos y juguetes,
que el recreo se inicia en todas partes después de la campana
y que no son perdurables ninguna de tus lágrimas.

Eres el amo de todas las eras, de todos los milenios
y por eso, sobre tí reposa la eternidad del alma.
La eternidad amado niño, es sin duda la frescura,
la inocencia de tu infancia.

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