Ella tenía el alma y un corazón perverso,
no soportaba permanecer sin alegrías,
no entendía la vida sin plásticas.
Ella tenía una mirada inquisidora,
más poderosa que muchas miradas
y de mayor fuerza que todas la iras.
Ella no quería días ni momentos,
tampoco ella quería una vida completa
aspiraba, más que nada, a tenerlo todo.
Ella cantaba melodías más bien rítmicas
y gustaba del maquillaje muy intenso.
Ella tenía como perfección la risa y
su ambición máxima era hacerlo todo bien.
Caminaba por la ciudad siempre aprisa y
le malhumoraban los detalles vulgares.
Ella podía ser toda una dama,
y podía transformarse en la violencia.
Ella olvidaba fácilmente los minutos,
pues le interesaba estar plena al presente.
Ella podía dormir con facilidad en un tren
y permanecer despierta a la mitad de la noche.
Ella podía transformar los encantos,
convertir los momentos en hielo o calor,
ella se burlaba en su interior, porque así era,
podía encender una hoguera con sus besos,
y podía matar el calor más sofocante.
Sin embargo su llanto y su risa eran mágicos,
podía olvidar su lecho, su hogar , su vida,
y tenía el poder de recuperar todas la pasiones.
Un último minuto junto a ella, era impredecible.
Por eso, ella prefería no estar cautiva.
Fue lo único verdadero que ella ha dejado.
Ella tenía el alma y un corazón perverso.
Si alguno la ama , su destino será este:
escribir melodías rítmicas y poemas anónimos...
Evoca el mar que cada una lleva dentro de si, me incluyo, sobretodo cuando mis tacones galopan sobre cada acera y queda un rastro de tiempo por el que otros pasan... y nada máa. AMB
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